lunes, 14 de junio de 2010

El Único ,un relato corto original de Aleksander. Tercera entrega.

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El Único, tercera entrega.

Era un rostro de una perfección sobrenatural. Sus facciones proporcionadas, su pelo rubio claro y largo que le llegaba hasta el cuello, su barba que había sido recortada para que tuviera medio centímetro de longitud y los ojos violetas le daban al hombre un aspecto místico.
- Como he… dicho - El hombre respiraba a gran velocidad, parecía que llevaba corriendo mucho tiempo - Gracias, soy el sargento templario Jossef del Primer Capitulo De Los Exploradores.
- Jossef... al ser un templario tenemos muchas preguntas que hacerte - Dijo Aleksey que estaba recargando la Spas - Ya que he sido el primero en ayudarte hare la primera… ¿Cómo habéis forjado esas armaduras de ceramita? Son… -
- ¡Mierda Aleksey! ¿Tienes a un templario delante y lo único que se te ocurre es como han forjado sus armaduras? - Gritó Agustín sin dejar acabar la pregunta a Aleksey. - Jossef... ¿por que os llamáis templarios…? -
- Otro que tal - Empezó a decir Camilo - ¿Cómo esta el resto del… -

Los compañeros siguieron haciendo preguntas sin dejarle contestar durante casi una hora pero al fin Jossef respondió a todas las preguntas aunque desilusionó a algunos ya que Aleksey descubrió que no podía fabricar armaduras de ceramita con el equipo que tenia y Agustín se perdió en el discurso sobre la ideología de los templarios y por que ellos se autoproclamaron así.

Aun con todos aquellos disgustos y desengaños si que lograron enterarse de la situación del resto de la península. El estado era crítico, y que después de esta evacuación la línea de defensa, para contener a estas bestias, se situaría al oeste de Madrid, dejando al resto de la península sin ningún tipo de protección.

- Y creo que eso es todo - Empezó a decir de nuevo Jossef - Creo que lo mejor será que me quede con vosotros y os ayude a llegar al punto de evacuación, sinceramente, yo solo no tengo tampoco muchas posibilidades de llegar.
- Tu compañía es bien recibida - Dijo Aleksey - Pues no será fácil llegar al punto de evacuación -

***
- Que razón tenia - Dijo un sonriente Aleksander cuando sus pies tocaron la azotea del edificio al que había saltado.
Aleksander había decidido ir a Valencia a por la batería que necesitaba. Además, llevaba un tiempo pensando que la forma mas segura de moverse por la ciudad era saltar de un edificio a otro pero, hasta ahora, nunca había llegado a probarlo.
Estaba entrando en Valencia y aunque se encontraba a unos cuantos kilómetros de distancia de la tienda de ingeniería su velocidad sobrenatural y sus saltos inhumanos le acercaban a una velocidad desmesurada.
- Parece que los Kulzars no han infestado las azoteas y los balcones - Dijo después de aterrizar suavemente en otro balcón y antes de saltar a una azotea cercana.

Como Aleksander, predijo a los diez minutos había alcanzado la azotea de la tienda de ingeniería y empezó a entrar sigilosamente en el gran complejo de ingeniería.
La verdad es que todo iba relativamente bien. Solo había tenido que decapitar a un Kulzars y destrozar a golpes a otros dos, después de eso se había adentrado en la tienda hasta sus profundidades y estaba a pocas habitaciones de la zona de piezas de fisión.
Entonces se oyó un sonido de metales cayendo.
Aleksander desenfundo su Deagle, una pistola de gran potencia que había traído por si las cosas se complicaban, y entro en la sala. La oscuridad en esa sala era absoluta por lo que sus ojos tardaron unos cuantos segundos en penetrar en la oscuridad y ver la totalidad de la sala, a decir verdad; a pesar de todas las veces que Aleksander se había maldecido por ser el monstruo que era, siempre había estado agradecido de sus dones y cualidades.

La habitación parecía vacía a primera vista pero entonces una pequeña figura salió de detrás de un armario y le disparó.
Aleksander ni siquiera se movió, ni siquiera disparo a la figura, porque se dio cuenta de que la bala no había explotado así que no era un hombre de Los Vástagos. ¿Que era esa criatura?
- ¿No gritas?-Dijo la figura ¿O estaba Aleksander delirando? - ¿No me atacas?
`` ¿Me está hablando? Eso es imposible debo estar delirando’’ Pensó Aleksander para intentar tranquilizarse, aunque sin mucho éxito.
- Esto no esta pasando - Dijo en un susurro Aleksander que no salía de su estado de estupor - No existes -
- ¿Hablas? - Dijo la extraña voz - ¿Qué eres? -
- ¿Y tú? - Aleksander no se lo creía ``eso´´ no podía estar ahí.

Entonces la pequeña figura encendió un linterna y le mostró a Aleksander que si estaba junto a él.
Aleksander soltó la pistola la cual cayó al suelo y luego el mismo cayó de rodillas al suelo.
- No estoy solo - Su voz le sonaba irreal, increíble - Hay alguien mas aquí… - Las palabras no le salían de la boca - Un… - no podía decirlo no podía ser verdad, pero estaba allí, era cierto, había un - …Niño -

***


- ¡Traga plomo monstruo! - Gritó Julian mientras vaciaba los cargadores de sus Macs sobre el loco que estaba delante del todo terreno.

El Land Rover incrustó al desdichado loco en su parachoques sin frenar su avance.

Como si fuera un clavo perforando la madrea, el Land Rover se abría paso a golpes entre los locos para intentar llegar hasta la estación de metro.
- Mierda Roberto mira por donde vas que a este paso vas a acabar aplastando el motor del coche - Dijo Camilo mientras recargaba la escopeta que llevaba.
- ¿Te crees que es fácil? Estos gilipollas se lanzan contra el coche -

Desde la armería hasta la estación había solo tres calles pero el avance era tan lento que solo habían atravesado una de las calles. Además por si los locos no fueran suficiente problema había un montón de escombros y coches abandonados obstaculizando el avance.

Aleksander, que iba en la zona que debía ocupar un enorme maletero, junto a Jossef y Ana disparaba a todo ser que hubiera fuera del coche y solo paraba de disparar cuando el silencio del cargador vació se prolongaba unos segundos.

Al alcanzar el principio de la tercera calle el coche estaba para el arrastre y la munición prácticamente se había acabado pero lo que mas les asustó fue ver una aglomeración de coches abandonados obstruyéndoles el camino a la estación.

-Iremos a pie-Dijo Aleksey antes de abrir la puerta del maletero de una patada y después de cubrir al resto de las personas mientras salía saltaba por encima de los coches.

Cuando el ultimo del grupo había superado la primera aglomeración de coches, ya que mas adelante había mas, Jossef sacó una granada que había guardado hasta entonces y la lanzó contra los coches.

La explosión alcanzó de pleno a la horda de locos que vieron su avance frenado durante unos treinta segundos. 
Para entonces el grupo estaba a las puertas del metro y todos ellos lanzaron un suspiro de alivio cuando vieron en la puerta de la estación a un grupo de templarios instalando a toda velocidad una ametralladora MG-34.

- Yo me quedaré con ellos - Dijo Jossef - Suerte y gracias, me habéis salvado la vida -
Todos se fueron después de despedirse a excepción de Aleksey que esperó a que todos se fueran para darle su escopeta y toda su munición.
- Espero con esto salvarte la vida otra vez - Dijo Aleksey con una triste sonrisa - Nos volveremos a ver -
- Eso te lo juro - Dijo Jossef mientras recargaba el arma - Te lo juro -


El interior de la estación de metro estaba abarrotado de personas. El alboroto era indescriptible y los llantos de niños y mayores inundaban la zona.
Para la llegada del siguiente metro faltaban cinco minutos pero eso parecía una eternidad ya que cada vez los disparos se oían mas cerca y la gente temía que los templarios no aguantaran más tiempo.
Por la entrada oeste, la contraria a la que había tomado el grupo, bajó un templario portando en brazos a uno de sus compañeros que gritaba y se quejaba.
Roberto, que era estudiante de medicina, fue a socorrerle junto a Aleksey.
El templario sano les contó que el arma de su amigo había explotado y un trozo de metralla se le había clavado en el brazo. Roberto estuvo tres minutos extrayendo el trozo de metal y otro minuto tratando la herida pero, cuando acabó, el templario estaba estabilizado y parecía que se pondría bien.

Entonces empezó a oírse el metro en la lejanía.
Y una enorme explosión más cerca.

La entrada éste saltó por los aires haciendo que cayeran escombros por toda la estación.
Los cinco templarios que habían defendiendo la entrada, entre los que estaba Jossef bajaban a toda velocidad las escaleras de la estación.
Entonces un brutal grito resonó en toda la estación desde la entrada oeste.
- ¡Corred! - Dijo el primero de tres templarios que bajaban por las escaleras del otro lado de la estación disparando a una horda de locos que se cernían sobre ellos.

En pocos segundos la marea humana empezó a empujarse por entrar en el metro que acababa de llegar. Aleksey corrió junto a Roberto y el otro templario mientras ayudaban a caminar al herido, pero en el último momento alguien chocó contra Aleksey haciéndole perder el equilibrio. Cuando Aleksey pudo levantarse casi toda la gente había entrado en el tren y pudo ver a Ana en una de las puertas gritándole que se levantara y fuera con ella.
El se levantó a toda prisa, deseaba volver a abrazarla, corrió hacia la puerta todo lo que pudo y alcanzó el final del andén y empezó a meter el primer pie en el vagón.
Entonces todo acabó.
Vio una mano ensangrentada clavarse bajo su clavícula izquierda hasta hundir sus dedos en su carne. Aleksey alargó la mano para intentar tocar a Ana pero no pudo, no la tocó; y nunca la volvió a tocar. Mientras tanto la brutal criatura había hundido prácticamente toda su mano bajo la clavícula de Aleksey y con un sordo chasquido partió la clavícula y extrajo su mano por el lado contrario de donde la había clavado.

Aleksey sintió más dolor entonces que en toda su vida, se le nubló la vista y le fallaron las piernas. Cayendo así donde antes había estado el metro. Entonces algo dentro de su cerebro se encendió y grito dentro de su cabeza ”No quiero morir” Entonces Aleksey corrió, o más bien por las vías del metro tanto como pudo, corrió hasta que el dolor hizo que le ardiera todo el cuerpo desde el corazón que latía desbocado hasta la punta de sus dedos. Entonces se apoyó en una de las paredes de las vías y se quedó allí sentado dejando que el ardiente calor carbonizara a su cuerpo por dentro. Entonces la voz que le gritaba que resistiera se acalló y otra más triste empezó a murmurarle: ”Descansa, porque ya no te queda nada”.

***

Aleksander se encontraba en la azotea de la tienda de electrónica sacándose la bala da la pierna con unos alicates.
-Perdona por el disparo-La voz del niño que estaba junto a el sonaba triste y arrepentida
-No hay nada que perdonar-Dijo Aleksander cuando se extrajo la bala-Si no me hubieras disparado tu, lo habría hecho yo-
Después de tirar la bala, Aleksander se fijó por primera vez en el aspecto del niño. Para empezar la ropa era bastante curiosa. Llevaba una chaqueta de tela muy gruesa con bastantes parches, pero si le parecía que en la chaqueta llevaba parches en las piernas parecía que no llevaba otra cosa. Sus pantalones eran un conjunto de parches tejidos entre ellos y su zapatos eran unas enormes botas de cuero que debían de se por lo menos tres tallas mas grandes de lo necesario, al igual que el resto de su ropa.
Físicamente tenía la constitución de un niño de seis años pero no por ello se parecía a un niño. Era blanco hasta un punto enfermizo y tenía unas ojeras que cubrían la totalidad de las cuencas de los ojos. Sus ojos de color negro se camuflaban con el negro de sus ojeras y el color rojo sangre de su pelo le daba un aspecto de monstruo de pesadilla.
-¿Por que llevas ropa tan grande?-Fue la única pregunta que consiguió hacer Aleksander.
-Crezco muy rápido-Dijo el niño que claramente estaba impresionado por como Aleksander se sacó la bala-¿No te ha dolido el disparo?-
-Ya estoy acostumbrado-Murmuró Aleksander antes de decir la pregunta que llevaba mucho tiempo queriendo formular-¿Cómo te llamas?
-Umrak-Dijo secamente
-¿Vives solo Umrak?-Preguntó Aleksander
-Vivo con mi madre-A Aleksander le dio un vuelco el corazón al oír que habían más supervivientes
-¿Podríamos ir a verla?-Dijo Aleksander en un susurro.
-Claro-Dijo Umrak antes de levantarse-¿Vamos?
-Si, claro-

***

Tras mucho tiempo sintiendo como su cuerpo se deshacía por dentro en una combustión interminable Aleksey sintió que el insufrible dolor se volvía algo mas tolerable así que empezó a contar.
Después de diez minutos comprobando que podía mover todas sus extremidades empezó a arrastrarse por el suelo. Tenía sed, muchísima sed, así que se puso a buscar agua. Al final metió su mano en un charco de agua formado a causa de una gotera en el techo o de una tubería perforada. Bebió el agua con gran avidez hasta que no quedo una sola gota, entonces pudo levantarse.
Seguía teniendo sed pero ahora se encontraba suficientemente bien como para caminar, así que se dirigió a la estación de metro. Allí no vio a nadie pero encontró lo que buscaba, una maquina expendedora. No tenía dinero así que se puso aporrear el plástico que le separaba de las botellas de agua. Al tercer golpe el plástico cedió y Aleksey se dispuso a coger una de las botellas de agua.
Entonces unas manos le agarraron por el cuello y lo lanzaron a las vías del metro. Quizás fuera por el brutal dolor que había estado sufriendo o por lo destrozado que estaba pero no noto hasta mucho después que había aterrizado sobre una botella de cristal rota.
Aleksey se levanto como si aquello no fuera nada y se encaró a la criatura que le había atacado. Era uno de los locos pero algo había cambiado. Las venas que surcaban todo su cuerpo ya no parecían tan horribles, sus ojos inyectados en sangre ya no eran tan aterradores y la criatura ya no parecía tan peligrosa. Quizá fuera porque lo había perdido todo o porque era la única manera de conseguir agua pero Aleksey se lanzó contra el como si fuera un león saltando sobre una presa.
Aleksey lo tiró al suelo haciendo que el cráneo del loco se partiera contra el andén pero ni eso lo mató. Entonces el loco contraatacó golpeando a Aleksey con su garra a la mejilla derecha de él.
Aleksander notó el lacerante dolor que le había producido en la mejilla, pero eso, no lo paró tampoco a el. Aleksey empezó a golpearle la cara con sus puños sin prestar atención a los arañazos y desgarrones que el loco le estaba produciendo en su pecho.
La ira había cegado a Aleksey y no vio nada hasta después de mucho tiempo, lo que luego descubrió que fueron dos horas, pero cuando volvió a tener conciencia de si mismo lo único que había debajo suya era una pulpa rojiza y un montón de losas de mármol pulverizadas.

Entonces cayó en la cuenta de que antes casi le habían arrancado un brazo y ya lo podía mover a la perfección, llevaba la espalda llena de fragmentos de cristal, cuyo dolor no notaba, y había destrozado los huesos de un Kulzar con simples puñetazos.
Él ya no era humano, ya no era él, ya no debía de estar vivo, pero lo estaba.

- Se acabó - Dijo Aleksey - Ya no soy quien era. -
Se levantó y cogió algo de comida y de bebida de la maquina expendedora.
- Aleksey murió de sed en los túneles del metro -
Comenzó a salir de la estación y cuando salió vio la desierta ciudad que desde entones fue su hogar.
- Pero nació de Aleksey un monstruo, un engendro - Entonces vio una gabardina de piel negra que llegaba hasta los tobillos y después de ponérsela dijo - Nació Aleksander. -

Continuara...

2 comentarios:

  1. Hay un poco de violencia gratuita?? o soy un pusilánime y no es para tanto??
    En cualquier caso la historia está bien, pero ahora que aparece una mujer... qué va a ser?
    Violencia, sexo y alcohol desde la siguiente entrega???
    :) éxito asegurado¡¡¡ :)

    No tardes tanto en publicar la continuación que se me olvida lo anterior.

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  2. Sigue asi que me pone XD

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