lunes, 7 de mayo de 2012

El Legado del Caminante. Un blog para leer.

" EL LEGADO DEL CAMINANTE"
En este blog puedes encontrar, relatos e historias tal vez vividas, imaginadas o soñadas, escritas por Aleksander en esos momentos en los que los Ados se alían con las Musas para provocar el nacimiento de la literatura. O eso, o tal vez sea que escribe las rayaduras y desvaríos que se le pasan por la cabeza.
Elige la opción que creas que más se corresponde con la realidad, porque no es a mi a quien compete decidir...

En cualquier caso quiero recomendar sus relatos e historias, que leo siempre que puedo y me sorprenden la mayoría de las veces con su peculiar sentido del humor  junto a ese estilo fresco y desenfadado que lo caracteriza.

Esta es a modo de muestra, una de las entradas del blog  El Legado del Caminante.

El legado del caminante: Alexius, sus días y sus cosas.

“!Wake up, I pounding on the door I’m not the men I was before Where hell are you.. When I need ...

-Silencio, maldito trasto –susurro mientras apreto todos los botones del móvil hasta que la alarma se apaga–. Hay que ver lo mal que cantas a estas horas.

Si es que son las siete de la mañana, ¿cómo me puede hacer Anaila esto? Sabe de sobra que yo y las primeras horas de la mañana no nos llevamos nada bien. Pero no hay marcha atrás, le dije que iría con ella a estudiar a la universidad y eso haré.

¡En pie!

Bueno… cinco minutos más y en pie.

Vale, ahora sí, en pie. Me pongo la camisa, me calzo los pantalones y me visto los zapatos (o algo así) me peino lo mejor que puedo, como un yogurt, lloro en silencio por tener que abandonar la cama y me dirijo a la puerta.

Voy a abrirla, pero desde fuera alguien entra antes. Ante mí aparece una demacrada figura muy parecida a mi hermano menor, tiene el pelo largo como él, es flaco y lleva ropas dignas del mismísimo revisor de tapas de dentífrico de la casa real.

-¿Sabes que tienes clase en media hora? –le pregunto mientras cojo mi chaqueta.

-Sí, vengo a por la mochilla.

-Allá tú y tu vida, Cristov.

-Y allá tú con la tuya, Alexius, que se nota que has dormido tan poco como yo.

***
El metro es muy reconfortante cuando tienes tanto sueño, el gordo que tengo a mi lado se convierte rápidamente en un colchón fabuloso y tengo que luchar para sujetar a mi novia y seguir atento a su conversación.

-Y entonces me volvió a llamar, que acababa de hablar con su exnovio, pero él le colgó y no volvió a coger el teléfono.

La conversación sobre la tonta de nuestra amiga y sus amoríos desastrosos me encienden la sangre y los sentidos, rápidamente me aparto de mi rechoncho colchón y comienzo a decirle a mi novia todo lo que pienso sobre lo idiota que es nuestra amiga, le pregunto varias veces por qué seguimos estando con ella y, finalmente, me canso de quejarme y me callo para seguir escuchando todas las tonterías que hizo nuestra amiga.

Finalmente salimos en nuestra parada de metro, en frente de nosotros aparece un precioso edificio, rodeado de columnas, al que se asciende por una escalinata de piedra que llega a un enorme protón de cristal coronado con una gran estatua de mármol al más puro estilo griego antiguo. Me dispongo a entrar en mi querida universidad, cuando recuerdo que esta es la facultad de medicina y que a la que vamos está más adelante. Entonces llegamos ante un edificio que en su día fue blanco, más o menos antes de que Chérnobil fuera evacuada y este edificio fuera traído de allí. Hace poco se derrumbó la gran parte del recibidor y ahora hay que dar una vuelta a la manzana para llegar al lugar que quiero ir porque, como todo el mundo se imagina, esta es la facultad a la que vengo a estudiar.

Finalmente llego a la biblioteca, Anaila está ya en clase, así que es hora de estudiar. Abro mi portátil, pongo el libro encima, saco el subrayador y…

-¡Alexius! -Su voz me hace volver a este mundo–. Despierta.

-No estaba dormido. –Piensa rápido, Alexius, piensa-. Estaba analizando la información que acababa de leer.

-Ya, te entiendo, la primera página del libro y los nombres de sus autores son demasiada información para procesar sin dormir en el intento.

-Buen punto.

Finalmente ella se ríe un poco y nos dirigimos al exterior de su cafetería para relajarnos durante media hora, no sabéis lo duro que es dormir con la cabeza apoyada en un libro de texto. El césped es mucho más confortable, así que, mientras repaso mis libros de derecho y ella su libro de physiological psychology -ella puede decirme que es una asignatura, pero yo estoy seguro de que es un trabalenguas que intenta que repita para reírse- hablamos tranquilamente sobre la tienda de decoración que visitaremos el fin de semana, todavía tenemos que hacer que nuestra casa no parezca un mausoleo renacentista.

-Necesitamos cortinas para todas las ventanas, una nevera, y sábanas nuevas.

-¿Después de todo lo que me ha costado que esas sábanas duraran todo un año?

-Especialmente por eso, Alexius.

-Pero si ahora están geniales –rebatí incansable–. Ahora la de abajo se ha roto de manera que puedes meter los pies por dentro de ella y tenerlos más tapaditos, ¿qué tienda ofrece sábanas así?

Anaila, me mira ahora como si pretendiera asesinarme en el patio de su facultad, por lo que me callo para evitar mi descuartizamiento. Finalmente ella pasa al siguiente complemento necesario para la casa.

-Pasemos a la nevera.

-Otro aparato innecesario, compramos la comida al día, para eso no nos hace falta nada más que nuestra nevera portátil llena de helados de hielo.

-Te daría la razón si no fuera porque te los comiste todos.

-Te dije que no los compraras de cola, que me gustan demasiado.

Esperaba que mi querida pareja se volviera a enfadar y me golpeara repetidas veces con su libro, pero en lugar de eso se rió un poco, mostrándome su increíble sonrisa. Hacía tiempo que no la veía así de feliz.

-Me alegra que hayas venido, Alexius, y que no te hayas dejado tu humor en casa.

-Por una parte de mí que no necesita dormir no me la iba a dejar en casa –Le respondo feliz; me alegra que ella haya recuperado la sonrisa, estaba claro que las clases de esta mañana no estaban siendo muy entretenidas.

Ella suspira suavemente, apoya su cabeza en mi pecho y descansa tumbada a mi lado en el césped. Yo descanso junto a ella con lágrimas en los ojos, no porque me emocione el que ella esté feliz (que nunca está de más) sino porque me está clavando su rodilla en la pierna.

Y yo puedo ser un poco idiota, pero sé cuando no debo romper un buen momento. Así que suspiro y, mientras intento alcanzar el Nirvana a través del dolor, descanso junto a ella en el césped.




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Con esto da comienzo la historia de Alexius, espero que os guste a todos. Pra empezar quiero decir que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia (O que vosotros os parecéis mucho a mis personajes) pero si algún lector no se da por aludido en algún momento, no se preocupes, pronto aparecerá un personaje que de manera casual, fortuita y sin querer, se parecerá a vosotros.

Quiero dejar claro también, que esta historia no tiene NADA QUE VER con la de Aleksander. Los nombres se parecen (Más que nada porque los protagonistas de mi libro, o por lo menos un personaje secunadrio de todos ellos, se llama Alexandre o una variante de este nombre) pero ahí se acaba el parecido.

Un saludo a todos, perdonad la tardanza y no os preocuppéis, habrá más entradas enseguida. Seguid leyendo, que yo seguiré escribiendo.

"Sigo buscando sueños imposibles, sigo persiguiendo fantasmas pasados, pero sigo sabiendo que encontraré aquello que tanto anhelo"


Entrada original extraída de: El Legado del Caminante.

2 comentarios:

  1. Jejeje, me alegro de ver esta entrada, sobre todo porque ahora estoy escribiendo la tercera parte. Espero que a los que les haya gustado le echen un vistazo al blog, y dejen algún comentario (Que nunca está de más).
    Un saludo a todos y, de nuevo, gracias, Fogo, por la recomendación.

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